viernes, 22 de marzo de 2024

La vida en la gran ciudad - Capítulo 01: Juguetes en peligro de extinción

Capítulo 01

Juguetes en peligro de extinción 

Sus no concebía su infancia sin sus queridos juguetes. Recordaba los nombres de casi todas sus muñecas y adoraba peinarlas y vivir con ellas mil aventuras. Tenía coches con los que imaginaba que viajaban por todo el mundo y peluches con los que dormía y se llevaba de vacaciones. Por todo eso, montar una juguetería le hacía mucha ilusión. Quería crear un lugar mágico en el que los niños pudiesen entrar y elegir sus juguetes más deseados. Compartir con ellos la ilusión de conseguir esa figura o muñeca que tanto quería. Su abuelo se lo dijo antes de abrir, que no era un negocio de futuro. Aconsejado por todos sus asesores le animó a abrir otro tipo de establecimiento. Un compra/venta de oro o un estanco. Sus no hizo caso y abrió la juguetería. Al principio parecía que funcionaba bien, pero llevaba demasiados meses que el negocio estaba de capa caída.

Sus: No entra nadie...

La tienda, aunque no era muy grande, tenía muchísimos juguetes. Peluches, muñecas, figuras de acción, animalitos, juegos de mesa, cuentos, juguetes de construcción, maquetas, coches teledirigidos y cualquier juguete que un niño de antes pudiese desear. Sí, un niño de antes.



Sus se asomó por el ventanal acristalado para observar el exterior. La calle estaba muy concurrida. Vio a un grupo de niños caminando alegremente por esa acera, sin mirar ni por casualidad la tienda.

Sus: Es como si la tienda fuese invisible para ellos...


Todos llevaban móviles y compartían vídeos de las redes sociales. Se reían pasando memes a velocidad vértigo y se hacían fotos para subirlas a sus perfiles en Internet.

Sus: Parece que ya no les interesa otra cosa que no sea el móvil o algo electrónico. 


Pasaron de largo y a Sus se le cayó el alma al suelo. No sabía por cuanto tiempo podría tener la tienda abierta. Las ventas por Internet le habían ayudado un poco, pero a penas podía pagar las facturas. Además, en el momento más bueno del negocio había contratado a Noa, una chica fabulosa que le ayudaba en la tienda. No quería despedirla, pero si la cosa seguía así, no le quedaría más remedio que hacerlo. 


Juno: ¡Hola, Sus!
Sus: ¡Juno! No esperaba que pudieses venir hoy.

Juno era una vecina del barrio que adoraba la tienda de Sus. Le había comprado en varias ocasiones y siempre iba a descubrir si había traído juguetes nuevos. Se había interesado por un barco pirata al que no le alcanzaba con el dinero que tenía ahorrado. Sus le había propuesto que si le ayudaba en la tienda, le iría ayudando para conseguir el barco. Desde entonces, se habían hecho buenas amigas. Además, Juno adoraba a Pandy y todo lo que tenía que ver con los osos panda. Siempre que podía iba a ver a Pandy, Pinky y sus crías, aunque llevaban mucho tiempo en China y venían poco de visita. Era pelirroja con el pelo muy corto y lucía pecas en su rostro.


Juno: He terminado de hacer los deberes y mi madre me ha dejado salir antes. ¿Has traído cosas nuevas?
Sus: Algunos peluches y más sobres sorpresa.
Juno: ¡Bien! Los tengo que conseguir todos.


Sus: Ya te falta poquito para conseguir el barco pirata.
Juno: ¡Qué ganas! Tengo a mis piratas en tierra firme, aburridos. Necesitan este barco. Por favor, no dejes que nadie lo compre.
Sus: Sabes que no. Este barco está reservado para ti.


Juno ayudó a Sus a barrer y fregar la tienda. No es que hiciese mucha falta, pero Sus sabía que a Juno le reconfortaba poder ayudarla y de paso, ganar más puntos para conseguir el barco.

Juno: La hemos dejado reluciente.
Sus: Sí...aunque no creo que nadie se percate de ello. Los clientes no entran...


Juno le hacía compañía y al menos, los momentos más aburridos en la tienda se entretenía. 

Juno: Los de mi clase están embobados con los móviles y no hacen otra cosa que estar en Instaclick y Click Clock.
Sus: ¿No hablan de juguetes? ¿No les interesa el nuevo campamento del Capitán Click? Se anuncia en la tele...
Juno: No...


Noa: ¡Hola, chicas!

Noa entró en la tienda sonriente, aunque ocultando su preocupación al verlas ahí charlando, sin clientes a los que atender. Noa era una chica muy atractiva, de pelo moreno y largo que se solía peinar con una trenza en un lado. Ojos marrones, piel beige y vistiendo siempre de forma muy elegante.

Sus: Nos pillas de cotilleo.
Noa: Ya veo.



Juno: Estábamos hablando de los niños de mi clase.
Noa: ¿No han entrado clientes?
Sus: Ni uno. Todo el mundo pasa de largo.
Noa: Vaya...


Pasado un rato, Juno se marchó. Noa y Sus se quedaron organizando las cosas. Sus preparó dos paquetes de un par de ventas online mientras que Noa organizaba algunas estanterías. De pronto, entraron dos clientes. Un niño rubio que no dejaba de mirar en todas direcciones y su abuela, una mujer muy atractiva con el pelo gris. 

Noa: Buenas tardes, ¿les puedo ayudar en algo?
Rosalinda: Buenas tardes. Nada, que es el cumpleaños de mi nieto y le he traído aquí para que elija su regalo. 
Noa: Qué afortunado. Has tenido suerte, aquí tenemos de todo.
Rosalinda: Ya me habría gustado a mi que mi abuela hubiese hecho lo mismo conmigo. En mis tiempos no se podía.


Noa: Menos mal que los tiempos cambian. Pues aquí tenemos de todo.
Niño: De todo no.
Noa: ¿Qué es lo que te gustaría? Quizás te pueda ayudar a elegir.
Niño: Quiero una tablet.
Noa: Lo siento, no tenemos de eso. Por el contrario, tenemos pizarras interactivas con las que...
Niño: ¿Y videojuegos?
Noa: No, pero tenemos juegos de mesa muy divertidos.
Niño: Paso. Abuela, yo quiero el videojuego "Gran Mafioso Auto 5".
Rosalinda: Pero de eso no tienen aquí. Elige otra cosa.
Niño: ¡Ya sé lo que quiero! Una tarjeta descarga para mi consola Ninteclick 45. Gran Mafioso Auto 5 se vende por descarga y de paso, un DLC de armas y nuevos uniformes.
Rosalinda: ¿Y de eso no tenéis aquí?
Noa: No, lo siento...


Niño: ¡Vamos al estanco! Allí venden tarjetas de recarga para la consola.
Rosalinda: Lo siento, perdone las molestias.
Noa: Nada, no se preocupe. Vuelva cuando quiera...
Niño: ¡También quiero el DLC del nivel de los pandilleros!


Sus: Noa, esto no funciona...
Noa: Sus, no te desanimes. Entrarán clientes, ya lo verás.


Continuará...



miércoles, 15 de noviembre de 2023

La gran aventura: Capítulo 17: Susurro en la noche

Sus se despertó sobresaltada. Miró alrededor y todos dormían. Agnes abrazada a su almohada y Duclack con una pierna fuera de la cama. Había escuchado un susurro. Alguien había pronunciado su nombre, pero estaba claro que no podían ser sus amigas. Volvió a escuchar el susurro pero esta vez parecía proceder del exterior. Se levantó y salió fuera. Hacía frío y corría viento.

Sus: ¿Hola?


Se dirigió hacia el puente y esperó a escuchar de nuevo ese lejano susurro. 

Sus...

El susurro procedía de la parte baja de la isla. Debía bajar unas escaleras de piedra hasta llegar a los calabozos, ahora inutilizados. Antaño servían para encarcelar a todo tipo de despreciables clicks. 



No sabía si bajar, pues le aterrorizaba la idea de encontrarse al fantasma de uno de esos presos, pero necesitaba averiguar quién la estaba llamando.

Sus, ven a mi...

Sus: ¿Quién eres?

Nadie le contestó, así que se armó de valor y bajó. Las olas golpeaban contra las rocas y salpicaban a Sus. Gracias a una antorcha y una luz azul que provenía del fondo del mar, podía ver por dónde pisaba. 


Sus, no te detengas...

Llegó a bajo pero allí no había nadie. Pensó en volver a la cama e ignorar esa voz. Calentita, junto a sus amigas y a salvo.

Sus: Si no das la cara me marcharé. 

Sus, ven a mi...


La voz procedía de una de las ventanas del calabozo. Tenía barrotes muy resistentes y no tenía ni idea de dónde estaba la puerta de acceso. Miró con cautela pero con la seguridad que le proporcionaban los barrotes al interior del calabozo. Estaba completamente oscuro. Escuchaba gotas caer pero nada más. El olor a humedad era muy intenso.

Sus: ¿Hola?


De pronto, de esa intensa oscuridad apareció un rostro. Sus gritó asustada y se apartó de la ventana.

No temas, por favor...

Sus: ¿Quién eres?
Nesi: Sus, soy Nesi.
Sus: ¿Nesi?
Nesi: No hay tiempo, debes escucharme con atención. Ha sido muy difícil llegar a ti. Tienes que reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
Sus: No entiendo qué está pasando.


Nesi: Estás en casa de Agnes y Lúa. Ahora estás inconsciente, tumbada sobre la cama. Ese demonio te ha atrapado y está intentando acabar contigo. Vas saltando de un mundo imaginario a otro.
Sus: No puede ser, esto es real. Estoy con Duclack y Agnes...
Nesi: ¡Nada de eso es real! Todo es un trampa para que no puedas despertar. Debes colaborar conmigo para que te pueda sacar de ahí.
Sus: Estoy muy confundida...
Nesi: Tus hijos te están esperando. Diamante, tu familia y tus amigos. Debes luchar por ellos.
Sus: ¿Existen? Mis hijos todavía no han nacido...
Nesi: Sus, no hay tiempo para explicaciones. El demonio se ha dado cuenta de que te estoy intentando ayudar. Debes confiar en mi.


Sus: ¿Y qué debo hacer?
Nesi: Busca una luz blanca a tu alrededor y ve hacia ella. ¿Ves alguna?
Sus: Sí, hay una, pero está al otro lado de la isla, en unas cuevas. No puedo llegar a ella. Debería tirarme al agua y el mar está embravecido.
Nesi: Está bien. Confía en la serpiente.
Sus: ¿Qué serpiente?
Nesi: Hay una serpiente en el agua. Es muy grande y sabe nadar. Quiere ayudarte ya que ella soy yo. Deja que te lleve a la luz. 


La serpiente no parecía peligrosa, pero a Sus le daba algo de miedo debido a su gran tamaño. Era de color negro y matices rosas. En su cabeza tenía dos pequeños cuernos.

Nesi: No te hará ningún daño.
Sus: Está bien. No me comas, por favor. 

Sus se agarró a la serpiente con cuidado. Estaba fría y húmeda. Esta la miró con ternura y empezó a nadar. Aunque al principio le había dado miedo, en esos momentos se sentía completamente segura.


De pronto, un montón de voces alarmaron a la serpiente. Miró atrás asustada. En la orilla que ya habían dejado atrás, estaban todos los habitantes de la isla. 

Duclack: ¡Sus, vuelve! 
Agnes: ¡Sus, esa serpiente es muy peligrosa!
Sus: ¡Debemos ir a por ellas! No puedo dejarlas aquí.
Nesi: Es el demonio. Tus amigas no están ahí.
Chino Juan: ¡Vuelve, esa selpiente te matalá! ¡No confíes en ella!
Duclack: ¡No nos abandones, Sus!
Sus: ¡Venid conmigo!
Nesi: No las escuches.


La serpiente dejó a Agnes al otro lado de la isla. Miró a Duclack, Agnes y Chino Juan. Estaban gritando muy nerviosos.

Sus: Son mis amigas...
Duclack: ¡Nos has abandonado! ¡Mala amiga!
Agnes: Prefieres estar con una sucia y repugnante serpiente a estar con nosotras.
Chino Juan: ¡Si no vuelves, matalé a tus amigas!
Sus: No, definitivamente estas no son mis amigas. Chino Juan nunca diría algo así.


Nesi: Por fin te has dado cuenta. Es el momento de marcharte de ese lugar. Debes volver a la realidad. Ve hacia la luz, no te pares.
Sus: ¿Qué me ocurrirá?
Nesi: No te ocurrirá nada malo, te lo prometo. Debes darte prisa, el demonio usará otras tretas para atraparte.

Sus se acercó a la luz. Era muy potente y su resplandor la deslumbraba. 


De pronto, el señor Grey emergió de ella. Estaba muy furioso y la agarró de los brazos con fuerza.

Señor Grey: ¡Nadie abandona mis dominios! 
Sus: ¡Socorro!
Nesi: ¡Resiste!


El demonio tiró a Sus al suelo y empezó a arañarle la cara. Era pequeño, pero tan fuerte que no conseguía quitárselo de encima.

Señor Grey: ¡Voy a crear para ti un mundo de terror del que no podrás escapar jamás!
Sus: ¡Nesi, ayúdame!


La intensa luz se tornó violeta y Nesi salió de ella. Apartó al demonio y alargó los brazos para agarrar a Sus.

Nesi: ¡No te sueltes!
Sus: ¡No lo haré!


Tiró fuertemente de ella y las dos desaparecieron en la intensa luz, que se tornó blanca. El demonio empezó a gritar desesperado. Era la primera vez que perdía a alguien en su mundo.

Señor Grey: ¡Maldita seas, Nesi! ¡Ella es mía!


Nesi estaba sentada en una silla muy cómoda en una habitación de paredes rojas. Su concentración había sido absoluta, por lo que al abrir los ojos se mareó un poco. Tumbada en la cama de aquella habitación se encontraba Sus, con los ojos cerrados y tapada con una manta azul.


Nesi: No ha despertado...

Lo había intentado todo. Introducirse en esos mundos oscuros y remotos en la mente de Sus no había sido fácil. El demonio había puesto todos los obstáculos que conocía para que no consiguiese llegar a ella. Había conseguido llegar hasta Sus, pero parecía que de nada había servido.


De pronto, Sus abrió los ojos. Nesi no se había percatado de ello, estaba sumergida en sus propios pensamientos. Sus entendió que había despertado, que por fin había dejado atrás esos mundos creados por ese demonio. 


Se incorporó y Nesi se levantó al momento de su asiento.

Nesi: ¡Sus!
Sus: ¿Esto es real?
Nesi: Es real, el demonio ya no está. ¿Te encuentras bien?
Sus: Sí, creo que sí. ¿Dónde estoy?
Nesi: Estás en la casa de Agnes y Lúa.
Sus: ¿Cómo he llegado aquí?
Nesi: Decidimos traerte aquí. El hospital está lejos y yo sabía que no podrían ayudarte.


Sus: Nesi, ¿eras tú quién me llamaba en la isla de Ayuma?
Nesi: Así es. Me costó mucho llegar a ti. Intentaba desvirtuar esos mundos cambiando cosas de forma brusca para que te percataras de que aquello no era real.
Sus: Funcionó. Pandy cambió de formas un montón de veces.


Se levantó de la cama ya abrazó a Nesi agradecida.

Sus: Muchas gracias, Nesi. De no ser por ti, estaría todavía en esa cama. ¿Ese demonio no volverá?
Nesi: Ya no podrá atacarnos. He conseguido devolverlo a su mundo, aunque se aferraba a ti con fuerza y pretendía llevarte con él, finalmente se han cerrado todas las puertas para que pueda volver. No está muerto, pero tampoco puede hacernos daño.


Diamante se estaba tomando una tila en la cocina comedor de la casa de Agnes y Lúa. Agnes se la había servido mientras preparaba para los demás.

Agnes: Debes tranquilizarte, Diamante. Sus se recuperará. Nesi sabe lo que hace.
Diamante: No puedo perderla, Agnes...
Agnes: No la perderás, te lo prometo.


Agnes puso más agua a calentar y le dio la espalda a Diamante. Le había prometido algo que no sabía con seguridad si se cumpliría. Escuchó pasos bajando la escalera y pensó que sería Nesi.

Agnes: ¿Deseas una tila, Nesi?


Agnes: ¡Sus!

Diamante y Agnes la miraban aliviados. Estaba allí de pie, ante ellos, aparentemente en perfecto estado.

Sus: Hola.
Diamante: Sus...


Ambos se abrazaron. Diamante lloraba de felicidad y alivio.

Diamante: Pensaba que te había perdido. ¿Estás bien?
Sus: Estoy bien, tranquilo.
Agnes: Me alegra que te hayas recuperado.
Sus: Gracias, Agnes. ¿Dónde están los niños?


Agnes: Están fuera, jugando con los animales. Duclack los está entreteniendo.
Sus: ¡Una vaca!
Agnes: Es muy riquiña, ya lo verás.

Sus vio a Suselle, Pradito y Dante acariciando la vaca y dándole de comer.

Sus: Una no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Soy muy afortunada.


Salieron al exterior de la casa de Agnes. Estaba rodeada por montañas y un inmenso bosque. Duclack y Sebastián paseaban a Bosco y Mar en un carrito.

Sus: Esto es precioso. ¡Qué bien huele!
Agnes: Es el mejor olor del mundo.


Pradito acariciaba a un ternero que lamía su mano agradecido. 

Pradito: ¡Eres muy guapo y bueno!
Lúa: Parece que le caes bien.


Dante: Yo quiero tener una vaca.
Suselle: ¿En casa?
Dante: Sí. Nos daría leche todos los días para desayunar y podríamos jugar con ella todo el tiempo.
Suselle: ¿Y cómo piensas meter una vaca en casa? ¡Son gigantes y necesitan vivir en el campo!
Dante: La sacaría todos los días de paseo y no le faltaría cariño.


Sus: ¡Niños!
Suselle: ¿Mamá? ¡Es mamá!
Dante: ¡Mamá, estás bien!


Dante, Suselle y Bosco se abrazaron a Sus muy emocionados. 

Suselle: ¿Ya no estás mala?
Sus: No, gracias a Nesi estoy perfectamente.
Bosco: ¡Vivaaaa!
Dante: ¡Hay que celebrarlo!
Lúa: Montaremos ahora mismo una fiesta.


Duclack: Sus, no sabes lo que me alegra que estés bien. Estábamos tan preocupados...
Sus: Lo sé. Estoy bien, no tienes que preocuparte.
Duclack: No sé que habrá hecho Nesi, pero ha funcionado.
Sus: Sí, es maravillosa. Chicos, soy muy feliz por teneros en mi vida. Espero poder vivir muchos años a vuestro lado, os quiero muchísimo.


Nesi y Agnes observaban la escena desde el balcón de la casa.

Agnes: Le has salvado la vida.
Nesi: Sus es fuerte. Yo solamente la he guiado hacia la luz.
Agnes: No te quites mérito, Nemesis, digo, Nesi.


Nesi: Lo importante es que ella está bien y ese demonio ya no nos molestará más.
Agnes: Eso es fantástico.
Nesi: Aunque quizás este sea otro mundo imaginario y esté atrapada en él. Quizás Sus y yo nunca logramos vencer al demonio y esta sea otra realidad creada por ese ser.
Agnes: Eso sería demasiado descabellado, Nesi.
Nesi: Es una posibilidad, pero prefiero pensar que no.
Agnes: Claro que no. Vamos, vamos a ayudar a Lúa a montar una pequeña fiesta por la recuperación de Sus.


                                                         FIN